OPINIÓN NELSON GUZMÁN
Ludovico Silva se reclama de un marxismo
heterodoxo, libre de fórmulas magistrales y de criterios de autoridad.
Ha entendido la crisis de los socialismos reales. No se puede seguir
concibiendo la teoría marxista con criterios de autoridad. Hay puntos
neurálgicos que Ludovico resalta y que se hace menester examinar, uno de
ellos, la no publicación de los Grundrisse en Rusia durante el gobierno
de Stalin. Para Silva el socialismo es libertad, no autoritarismo.
La imagen de la Unión Soviética terminó
siendo perversa con respecto al socialismo, justamente por la imposición
del individualismo y de los criterios del aparato de partido. El pecado
capital del estalinismo fue el crimen político y haberle dado sepultura
a la libre expresión del pensamiento.
La intolerancia resalta a las claras las
deformidades que ha tenido el socialismo. Con relación a esto se ha
hablado de la crisis de los socialismos reales. Ludovico aplaudió las
reformas impuestas en la Unión Soviética por Gorbachov, es el desmontaje
del Estado burocrático y de la fuerza del Partido Comunista como
elemento acrítico. La réplica del autoritarismo estalinista es hoy
inaceptable en el mundo moderno. La dictadura de partido se ha impuesto
sobre la voluntad general, los cónclaves desprecian los reclamos del
pueblo, de las comunas y se dedican a defender el aparato burocrático,
allí estuvo el fracaso de la Unión Soviética. La economía soviética
igual que las grandes potencias capitalistas de Occidente luchaban por
la hegemonía económica mundial, esta eficacia se hizo con base en el
sacrificio de la mano de obra. El capitalismo y el socialismo terminaron
por tener lógicas de explotación similares.
Ludovico criticó el autoritarismo
soviético. Los tanques aplastaron la primavera de Praga. La obsesión del
socialismo autoritario es corregir las desviaciones doctrinales, frenar
a los disidentes. La militarización instala el terror en los pueblos.
Ludovico apostó al socialismo democrático. El debate político y las
diferencias se hacen necesarios para fortalecer a una sociedad, esto no
significa que descuidemos la vocación golpista de la derecha venezolana.
El socialismo debe tener como soporte fundamental la tolerancia y el
equilibrio. Los intereses del Gobierno deben ser los mismos de la clase
obrera, el pueblo es el gran guía, si se abandona este camino el
socialismo tomará la vía del autoritarismo.
La Perestroika propuso reestructurar la
económica de la URSS, eso implicaba no asfixiar la pequeña iniciativa
privada, debía cohabitar la economía de Estado y el interés privado, así
mismo la necesidad de la economía autogestionaria, todo esto en los
límites de la racionalidad. Gorbachov estuvo en contra de las armas
nucleares, el riesgo de la vida sobre el planeta era más que evidente,
la prohibición de utilizar misiles se dio en parte para con los
proyectiles autopropulsados de alcance limitado.
En su libro En busca del socialismo
perdido Ludovico se opuso a la esquizofrenia norteamericana que hablaba
de guerras de las galaxias, ese discurso fue y lo es aún de un alto
costo para la humanidad. Otro elemento de interés en la Perestroika y la
Glasnost fue el retiro de la é URSS de Afganistán, esto señala una
concepción diferente de la historia.
El socialismo es el fin de los registros
autoritarios ejercidos desde el Estado. La propuesta de Gorbachov era
la autogestión obrera, el fin del miedo y la persecución del Estado,
esto implicaba el pleno derecho a tener opinión. En ningún momento la
teoría marxista ha prescrito coartar la libertad de opinión a los
individuos, lo hizo en cambio el estalinismo, Lenin no deseaba que
Stalin lo sucediera en el poder, lo consideraba un bárbaro.
El peligro sobre la sociedad moderna
tardía lo sigue constituyendo la energía nuclear, no solo en lo
referente a la guerra, sino con relación a los accidentes. Las bombas
nucleares lanzadas en Hiroshima y Nagasaki dispararon una alarma sobre
la humanidad, era posible la desaparición, estaba en riesgo el planeta.
Los accidentes nucleares como el de Chernóbil y el último habido en
Fukushima han lanzado de nuevo una clara alarma con relación a los
peligros de la contaminación nuclear y la radiación. Enriquecer uranio
es sin duda un peligro. Estados Unidos se ha convertido en el gendarme
del mundo, sus bases militares han proliferado por todo el planeta, un
solo elemento puede resguardar la vida del planeta: la razón crítica,
pues la razón instrumental es fuente de profundas desolaciones y
catástrofes.
La tarea del socialismo como mil veces
lo advirtió Ludovico Silva es preservar la paz. La racionalidad
norteamericana ha impuesto una lógica del espanto, entre otras cosas por
la existencia de la base militar de Guantánamo, donde cada día los
presos políticos de este imperio son sometidos a violaciones de sus
derechos humanos. Otro caso de atropello fue la invasión y juicio de
Saddam Hussein en Irak, así como también la invasión de Libia. A la
oligarquía no le interesa el pensamiento crítico y menos que los pueblos
conozcan su historia.
América Latina ha sido asaltada por
dictaduras atroces sostenidas por el imperio norteamericano. Podemos
contar cómo el pueblo nicaragüense fue mancillado por Anastasio Somoza y
el Departamento de Estado Norteamericano al planificar el asesinato de
Augusto César Sandino. Cabe destacar también la feroz invasión cometida
en República Dominicana durante la presidencia de Juan Bosch, allí está
también el asesinato de Gaitán en Colombia, y el golpe de Estado que
sufrió Jacobo Árbenz Guzmán en Guatemala. El proyecto panamericano
concebido por Bolívar constituía un peligro para Estados Unidos de
América.
Otro de los asuntos a encarar con
relación a los socialismos reales fue el poder de los arcontes; quienes
tomaban decisiones trascendentales encerrados en el Kremlin. El
socialismo democrático y protagónico ejerce hoy día el Gobierno de
Calle, son importantes las opiniones de las Comunas, de los Consejos
Comunales y del ciudadano de a pie. Se trata de ir estrictamente contra
el poder constituido y contra el autoritarismo de los cónclaves.
En Venezuela los gobiernos
cuartorrepublicanos crearon una aristocracia del dinero, que no era cosa
que una nobleza de ladrones que vivió de las mafias. La sociedad
socialista debe dar cuenta de los dislates y atropellos de una
democracia chucuta que ha desnaturalizado las leyes. El cambio es
costoso, pero debe realizarse. La vieja sociedad tendrá que saltar por
encima de sus limitaciones.
El intelectual socialista no debe tener
barreras con la crítica, una sociedad nueva se construye no con
adláteres de los poderes constituidos, sino con sujetos que estén
dispuestos a recomenzar de nuevo. El socialismo debe zafarse de los
grupúsculos, de las camarillas. Un intelectual socialista no puede ser
un simple funcionario del Estado, debe estar tan lejos y tan cerca del
poder como para que sus opiniones posean peso teórico práctico. Ese
sujeto debe estar equipado de un gran compromiso revolucionario y de una
posición de prestigio que le garantice no ser pulverizado por las
élites. La sociedad socialista debe validar el trabajo teórico, en esto
jugarán un papel sustantivo los profesores universitarios. En Venezuela
hay la tendencia de descalificar al teórico como un hombre abstracto,
muchas veces se esconde detrás de esta actitud el empirismo, la
incapacidad y el analfabetismo.
El socialismo es una sociedad de
equilibrio, uno de sus puntos neurálgico es la desalienación. El
individuo debe tomar su historia de la mano. La idea de un Dios secular
que dirige la vida de los seres no es posible en la reflexión de Marx.
La historia se levanta sobre una base materialista. Marx ha roto con
Hegel y con la idea del demiurgo de la razón, sin embargo Marx toma de
Hegel el poder de la razón y sus poderes de diluir la gramática de lo
constituido.
Los sueños de la sociedad industrial y
del mercado no han servido para nada en la liberación del hombre. En el
liberalismo se creía en la mano invisible del mercado y eso no acabó con
la miseria. Adam Smith pensaba que la libre competencia crearía un
hombre que alcanzaría la vida digna, pues estaría estimulado por la
competencia. Esto no fue posible, cada día se acentuó más y más la
pobreza y se demostró hasta la saciedad que debía existir un ente como
el Estado que garantizara el equilibrio. La sociedad neoliberal ha
quintuplicado la desgracia del hombre sobre la tierra, lo voracidad y la
rapiña de las transnacionales se han incrementado. Los imperios han
impuesto sus lógicas de control y de invasión de países.
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO
13/08/13.-
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