martes, 20 de agosto de 2013

En busca del socialismo perdido



OPINIÓN NELSON GUZMÁN
Ludovico Silva se reclama de un marxismo heterodoxo, libre de fórmulas magistrales y de criterios de autoridad. Ha entendido la crisis de los socialismos reales. No se puede seguir concibiendo la teoría marxista con criterios de autoridad. Hay puntos neurálgicos que Ludovico resalta y que se hace menester examinar, uno de ellos, la no publicación de los Grundrisse en Rusia durante el gobierno de Stalin. Para Silva el socialismo es libertad, no autoritarismo.

La imagen de la Unión Soviética terminó siendo perversa con respecto al socialismo, justamente por la imposición del individualismo y de los criterios del aparato de partido. El pecado capital del estalinismo fue el crimen político y haberle dado sepultura a la libre expresión del pensamiento.

La intolerancia resalta a las claras las deformidades que ha tenido el socialismo. Con relación a esto se ha hablado de la crisis de los socialismos reales. Ludovico aplaudió las reformas impuestas en la Unión Soviética por Gorbachov, es el desmontaje del Estado burocrático y de la fuerza del Partido Comunista como elemento acrítico. La réplica del autoritarismo estalinista es hoy inaceptable en el mundo moderno. La dictadura de partido se ha impuesto sobre la voluntad general, los cónclaves desprecian los reclamos del pueblo, de las comunas y se dedican a defender el aparato burocrático, allí estuvo el fracaso de la Unión Soviética. La economía soviética igual que las grandes potencias capitalistas de Occidente luchaban por la hegemonía económica mundial, esta eficacia se hizo con base en el sacrificio de la mano de obra. El capitalismo y el socialismo terminaron por tener lógicas de explotación similares.

Ludovico criticó el autoritarismo soviético. Los tanques aplastaron la primavera de Praga. La obsesión del socialismo autoritario es corregir las desviaciones doctrinales, frenar a los disidentes. La militarización instala el terror en los pueblos. Ludovico apostó al socialismo democrático. El debate político y las diferencias se hacen necesarios para fortalecer a una sociedad, esto no significa que descuidemos la vocación golpista de la derecha venezolana. El socialismo debe tener como soporte fundamental la tolerancia y el equilibrio. Los intereses del Gobierno deben ser los mismos de la clase obrera, el pueblo es el gran guía, si se abandona este camino el socialismo tomará la vía del autoritarismo.

La Perestroika propuso reestructurar la económica de la URSS, eso implicaba no asfixiar la pequeña iniciativa privada, debía cohabitar la economía de Estado y el interés privado, así mismo la necesidad de la economía autogestionaria, todo esto en los límites de la racionalidad. Gorbachov estuvo en contra de las armas nucleares, el riesgo de la vida sobre el planeta era más que evidente, la prohibición de utilizar misiles se dio en parte para con los proyectiles autopropulsados de alcance limitado.

En su libro En busca del socialismo perdido Ludovico se opuso a la esquizofrenia norteamericana que hablaba de guerras de las galaxias, ese discurso fue y lo es aún de un alto costo para la humanidad. Otro elemento de interés en la Perestroika y la Glasnost fue el retiro de la é URSS de Afganistán, esto señala una concepción diferente de la historia.

El socialismo es el fin de los registros autoritarios ejercidos desde el Estado. La propuesta de Gorbachov era la autogestión obrera, el fin del miedo y la persecución del Estado, esto implicaba el pleno derecho a tener opinión. En ningún momento la teoría marxista ha prescrito coartar la libertad de opinión a los individuos, lo hizo en cambio el estalinismo, Lenin no deseaba que Stalin lo sucediera en el poder, lo consideraba un bárbaro.

El peligro sobre la sociedad moderna tardía lo sigue constituyendo la energía nuclear, no solo en lo referente a la guerra, sino con relación a los accidentes. Las bombas nucleares lanzadas en Hiroshima y Nagasaki dispararon una alarma sobre la humanidad, era posible la desaparición, estaba en riesgo el planeta. Los accidentes nucleares como el de Chernóbil y el último habido en Fukushima han lanzado de nuevo una clara alarma con relación a los peligros de la contaminación nuclear y la radiación. Enriquecer uranio es sin duda un peligro. Estados Unidos se ha convertido en el gendarme del mundo, sus bases militares han proliferado por todo el planeta, un solo elemento puede resguardar la vida del planeta: la razón crítica, pues la razón instrumental es fuente de profundas desolaciones y catástrofes.

La tarea del socialismo como mil veces lo advirtió Ludovico Silva es preservar la paz. La racionalidad norteamericana ha impuesto una lógica del espanto, entre otras cosas por la existencia de la base militar de Guantánamo, donde cada día los presos políticos de este imperio son sometidos a violaciones de sus derechos humanos. Otro caso de atropello fue la invasión y juicio de Saddam Hussein en Irak, así como también la invasión de Libia. A la oligarquía no le interesa el pensamiento crítico y menos que los pueblos conozcan su historia.

América Latina ha sido asaltada por dictaduras atroces sostenidas por el imperio norteamericano. Podemos contar cómo el pueblo nicaragüense fue mancillado por Anastasio Somoza y el Departamento de Estado Norteamericano al planificar el asesinato de Augusto César Sandino. Cabe destacar también la feroz invasión cometida en República Dominicana durante la presidencia de Juan Bosch, allí está también el asesinato de Gaitán en Colombia, y el golpe de Estado que sufrió Jacobo Árbenz Guzmán en Guatemala. El proyecto panamericano concebido por Bolívar constituía un peligro para Estados Unidos de América.

Otro de los asuntos a encarar con relación a los socialismos reales fue el poder de los arcontes; quienes tomaban decisiones trascendentales encerrados en el Kremlin. El socialismo democrático y protagónico ejerce hoy día el Gobierno de Calle, son importantes las opiniones de las Comunas, de los Consejos Comunales y del ciudadano de a pie. Se trata de ir estrictamente contra el poder constituido y contra el autoritarismo de los cónclaves.

En Venezuela los gobiernos cuartorrepublicanos crearon una aristocracia del dinero, que no era cosa que una nobleza de ladrones que vivió de las mafias. La sociedad socialista debe dar cuenta de los dislates y atropellos de una democracia chucuta que ha desnaturalizado las leyes. El cambio es costoso, pero debe realizarse. La vieja sociedad tendrá que saltar por encima de sus limitaciones.

El intelectual socialista no debe tener barreras con la crítica, una sociedad nueva se construye no con adláteres de los poderes constituidos, sino con sujetos que estén dispuestos a recomenzar de nuevo. El socialismo debe zafarse de los grupúsculos, de las camarillas. Un intelectual socialista no puede ser un simple funcionario del Estado, debe estar tan lejos y tan cerca del poder como para que sus opiniones posean peso teórico práctico. Ese sujeto debe estar equipado de un gran compromiso revolucionario y de una posición de prestigio que le garantice no ser pulverizado por las élites. La sociedad socialista debe validar el trabajo teórico, en esto jugarán un papel sustantivo los profesores universitarios. En Venezuela hay la tendencia de descalificar al teórico como un hombre abstracto, muchas veces se esconde detrás de esta actitud el empirismo, la incapacidad y el analfabetismo.

El socialismo es una sociedad de equilibrio, uno de sus puntos neurálgico es la desalienación. El individuo debe tomar su historia de la mano. La idea de un Dios secular que dirige la vida de los seres no es posible en la reflexión de Marx. La historia se levanta sobre una base materialista. Marx ha roto con Hegel y con la idea del demiurgo de la razón, sin embargo Marx toma de Hegel el poder de la razón y sus poderes de diluir la gramática de lo constituido.

Los sueños de la sociedad industrial y del mercado no han servido para nada en la liberación del hombre. En el liberalismo se creía en la mano invisible del mercado y eso no acabó con la miseria. Adam Smith pensaba que la libre competencia crearía un hombre que alcanzaría la vida digna, pues estaría estimulado por la competencia. Esto no fue posible, cada día se acentuó más y más la pobreza y se demostró hasta la saciedad que debía existir un ente como el Estado que garantizara el equilibrio. La sociedad neoliberal ha quintuplicado la desgracia del hombre sobre la tierra, lo voracidad y la rapiña de las transnacionales se han incrementado. Los imperios han impuesto sus lógicas de control y de invasión de países.

ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO
13/08/13.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario