viernes 05 de julio de 2013
España llamó este viernes a "calmar los ánimos" en el incidente diplomático con Bolivia, provocado por la negativa de algunos países europeos a que el avión del presidente boliviano Evo Morales, cruzará su espacio aéreo, aunque aseguró que no pedirá disculpas.
"Hay que intentar de alguna manera calmar los ánimos, bajar los espíritus y volver a reanudar las relaciones", dijo el ministro de Asuntos exteriores español, José Manuel García-Margallo en una entrevista en la televisión pública española.
Además, el canciller español aseguró que España no cerró el espacio
aéreo al avión presidencial boliviano por lo que "no tiene que pedir
ninguna disculpa a Bolivia", como reclamaron varios presidentes
sudamericanos que se reunieron el jueves de urgencia en Cochabamba
(Bolivia).
"España lo que dijo es que en ningún caso iba a restringir el espacio aéreo y que mantenía vigente la autorización para que el avión aterrizase y repostase en Las Palmas", en las islas Canarias, donde Morales hizo escala el miércoles tras varias horas retenido en el aeropuerto de Viena en su viaje de Moscú a La Paz.
Margallo admitió en la entrevista que le habían informado que el fugitivo estadounidense Edward Snowden se encontraba en el avión.
"Yo puedo operar con los datos que me dan. Nos dijeron que (los datos) estaban claros de que estaba dentro", dijo el canciller.
"La reacción de todos los países de Europa que tomaron medidas acertadas o desacertadas fue en función de que la información que se nos había transmitido era que eso se iba a producir", añadió Margallo, que al final confió en las garantías dadas por La Paz de que no era cierto.
"Creo en la palabra de los países amigos y Bolivia lo es", afirmó.
El presidente boliviano se vio obligado a aterrizar el martes en la capital austríaca cuando, según La Paz, Francia, Portugal, Italia y España le negaron el permiso de sobrevolar su territorio ante la sospecha de que pudiera transportar al fugitivo estadounidense Edward Snowden.
"Ni Bolivia ni el presidente Evo cometen delitos [...¿, somos muy respetuosos con las leyes internacionales", aseguró Morales desde Viena, calificando el hecho como una provocación "a Bolivia y a toda Latinoamérica".
El suceso ha generado una importante crisis diplomática entre Europa y Latinoamérica, que se solidarizó en bloque con el presidente boliviano, especialmente su homólogo venezolano Nicolás Maduro.
"Vamos a evaluar nuestras relaciones con España", dijo el mandatario venezolano el jueves, afirmando que "lo que ha hecho el gobierno de España es infame".
"Quiero creer que estas declaraciones se producen por un desconocimiento de los hechos en el calor de todos estos acontecimientos", respondió el viernes el canciller español, que ha pedido a su embajador en Caracas que "informe a las autoridades venezolanas de cual fue el curso de los acontecimientos".
El ex presidente español Felipe González se sumó también a las críticas sobre el suceso asegurando que "me da exactamente igual la consideración que cada uno tenga del presidente de Bolivia; lo que ha ocurrido no es de recibo", según recoge este viernes la prensa española.
Aunque en un principio La Paz acusó a Madrid de haber denegado el permiso de sobrevuelo y escala a Morales, ni la embajadora boliviana en España, María del Carmen Almendras, ni la ministra de Transparencia, Nardi Suxo, precisaron si la suspensión de dicha autorización llegó a efectuarse.
Según explicó Almendras el miércoles, España concedió en un primer momento la autorización de escala en las Canarias aunque, cuando la nave estaba en Viena, "entramos en una negociación más difícil de lo habitual con el Estado español para tener la última autorización de sobrevuelo y aterrizaje".
Por su parte, Suxo, que realizó una conferencia el viernes en Madrid, reclamó medidas contra el embajador español en Austria que, según explicó Morales, le pidió tomar un café en el avión con la intención de inspeccionar si en él se encontraba Snowden.
Buscado por Washington por espionaje, este ex consultor de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) reveló detalles sobre un programa estadounidense secreto de espionaje a gran escala y huyó primero a Hong Kong y después a Moscú, donde lleva casi dos semanas refugiado en la zona de tránsito del aeropuerto.
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