Gregorio
J. Pérez Almeida
El mito moderno de los derechos
humanos está contado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y
otros documentos.¿En qué consiste este mito? Primero: Da como un hecho que
todos los seres humanos tienen los mismos derechos tal y como los conciben los
blancos del norte. Segundo: Concibe al individuo blanco, de mentalidad liberal,
como la fuente natural de la que fluyen los derechosfundamentales. En otras
palabras, considera los derechos individuales (civiles y políticos) como primordiales
e incondicionales, y los colectivos (económicos, sociales y culturales) como secundarios
y subordinados. Y, tercero: Concibe al Estado, sin calificativos, como el único
responsable de la protección y/o la violación de los derechos. No importa si es
de derecha o de izquierda, porque es una institución que representa a todas y
todos.
Este mito descansa sobre el dogma
liberal de que los derechos humanos existen desde que el ser humano está sobre la
tierra. Que son consustanciales a su ser. Sobre este dogma hay que decir dos
verdades.
Primera:es falso que los derechos humanos
existan desde siempre y en todas partes, porque dichos derechos, tal y como los
conocemos hoy, se parieron entre 1941 y 1948 en una sala de parto ubicada en Washington
y hay zonas del mundo que ni siquiera conocen el concepto.Segunda: la consecuencia de la hegemonía mundial del dogma liberal
es que los individuos creen queposeen derechos humanos así como tienen ojos
para ver y que por poseer esos derechos el Estado tiene la obligación de
satisfacerlos a como dé lugar sin deberes de su parte. Como si el Estado fuera
una madre recién paridaque debe amamantar a su bebé cada vez que llora. Esto crea
unosindividuos que pidena gritos sus “derechos naturales”como el neonato pide
la teta.
El complemento de este mito es que los
derechos humanos nada tienen que ver con la política, porque expresan la esencia humana
pura y simple. Que son apolíticos y asexuados como un ángel, con lo que reduce a
la persona a un simple individuo portador de derechos que se realizan en el
mercado (salud, vivienda, alimentación, etc.) y que el Estado, concebido como
un aparato mecánico de bienestar, tiene que satisfacer. Hay aquí una
contradicción que es necesario visibilizar y es que se utilizan derechos
individuales como los de expresión y manifestación, protegidos por el Estado,
para exigirle al mismo Estado que cumpla sus obligaciones sociales sin considerar
la corresponsabilidad necesaria .Expresiones del mito se perciben entre personas
que reciben una vivienda y no se identifican con el gobierno,entre las y los adultos
mayores que cobran sus pensiones, en las colas de MERCAL, etc. Lo dicen sin tapujos:
es mi derecho y el Estado tiene que satisfacerlo y no tengo que agradecerle a
nadie. Para nada toman en cuenta el esfuerzo, la valentía del gobierno para
redistribuir con equidad la riqueza nacional en un mundo sometido por el
capitalismo. Asumen, con vehemencia, su condición de poseedores “naturales” del
derecho a una vivienda, a pensiones, a alimentos, etc., y ven al Estado como un
ente que tiene la obligación “natural” de proveerlas.
En el sostenimiento de este mito juega
un papel determinantela conciencia política de las personas. La derecha conoce
el mito porque lo ha cultivado, promovido y lo utiliza electoralmenteremachando
la idea de que los derechos son apolíticos, que nada tienen que ver con la
pugna entre derecha e izquierda que históricamente ha marcado nuestras sociedades
y las opciones de vida que ambas representan. Como si votar por la derecha es igual
a votar por la izquierda porque en materia de derechosel Estado es neutral.
Pero no sólo la derecha cultiva el
mito, sino que también hay voceros de nuestro gobierno revolucionario que lo
tienen grabado en sus mentes y le dicen a los beneficiarios de las políticas
públicasque “no tienen que agradecer, porque el gobierno no les está regalando nada
sino que es su derecho…”, con lo que gestionan el mismo resultado que
la derecha, porque derecho sin deber es, exactamente,un regalo y quien regala no
pide nada a cambio.
Esto es así hoy en Venezuela, porque el reconocimiento efectivo y material del derecho no siempre va acompañado del reconocimiento de las luchas sociales que permitieron que hoy exista un gobierno formado por personas identificadas con la izquierda, que hacen efectivos los derechos.
Esto es así hoy en Venezuela, porque el reconocimiento efectivo y material del derecho no siempre va acompañado del reconocimiento de las luchas sociales que permitieron que hoy exista un gobierno formado por personas identificadas con la izquierda, que hacen efectivos los derechos.
Aclarémosle a nuestras y nuestros
compatriotas que no hay derechos humanos per
se, ni existen porque están plasmados en la Constitución. Que lo que existe
es la confluencia histórica, es decir reversible, de luchas sociales y voluntades
políticasde izquierda que hacen posible un “Estado democrático y social de
Derecho y de justicia”,que reconoce la dignidad humana en las políticas
públicas. Que no se trata solamente del reconocimiento constitucional, sino de
la lucha permanente de individuos y colectivos por tomar y mantener el poder del
Estado y constituir un gobierno de izquierda que esté en sintonía con las
mayorías empobrecidas, como ocurre en Venezuela desde 1998. No hacerlo es arar
en la mar que cada vez se nos pone más agitada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario