Nuevamente
un conjunto de hogares venezolanos se visten de luto por el asesinato de
familiares, que siguiendo sus convicciones políticas, fueron víctimas de hechos
violentos en ocasión de los resultados de las elecciones presidenciales del 14
de Abril de 2013, las cuales dieron como ganador al Presidente Nicolás Maduro y
que la oposición política liderada por Enrique Capriles Radonski se niega a
reconocer. Un número relevante de heridos también son resultado de estos
hechos.
En
la actualidad, en los ámbitos intelectuales y militantes, los derechos humanos
son reconocidos como productos sociales, culturales y políticos, que tienen una
diversidad de interpretaciones. La visión dominante hasta ahora ha sido la
liberal, que limita los derechos a libertades y normas, centra la vigilancia en
las responsabilidades estatales y tiene una atención preferencial a
procedimientos que permiten a las víctimas recurrir ante mecanismos
internacionales, que no por casualidad, responden a intereses imperiales que
tienen como objetivo político deslegitimar el proceso venezolano.
Algunas
organizaciones de derechos humanos reunidas en el Foro por la Vida, han
presentado denuncias públicas donde se sitúan como víctimas y colocan a los
derechos en una posición “neutral” desde donde favorecen a los sectores de
poder, justificando su actuación y colocándose al servicio de los sectores más
extremos que buscan acceder al poder del Estado violentando las instituciones y
los métodos democráticos. Los derechos humanos nos son neutrales, expresan los
intereses de quienes hacen uso de ellos; al servicio del poder, estos derechos
encubren el orden de las elites facilitándoles un discurso “políticamente
correcto”, bajo en cual intentan presentarse como “los buenos” y alcanzar
legitimidad nacional e internacional.
Como
docentes en derechos humanos, enumeramos a continuación una serie de
consideraciones que elaboramos como aporte a la reflexión dirigida a ampliar la
comprensión social de la realidad política y del rol de los derechos humanos en
una sociedad como la venezolana. A través de este texto, asumimos una
perspectiva política y crítica de los derechos, ajustada a las demandas de los
sectores sociales más vulnerables. Entendemos que los derechos humanos expresan
el objetivo de “vivir en dignidad”, expresión que recoge las expectativas de
vida buena de múltiples sectores sociales, cuyas luchas históricas han abierto,
progresivamente, el acceso a los bienes (materiales y espirituales) entendidos
como derechos, mediante normas, instituciones y políticas públicas. Reconocemos
que la Revolución Bolivariana, liderada durante más de una década por el
Compañero Presidente Hugo Chávez Frías, ha constituido un espacio para el
avance sistemático y progresivo de los derechos humanos en Venezuela,
particularmente en el ámbito de los derechos sociales.
Nuestro
trabajo como docentes-militantes en derechos humanos constituye una acción
política que va más allá del marco procedimental e institucional y se asume
como plataforma para acompañar luchas y recrear formas de convivencia social
que amplíen los horizontes de la dignidad humana de las mayorías anteriormente
excluidas. Ante los lamentables hechos ocurridos
en Venezuela entre el 15 y 18 de abril:
- Consideramos
que en el marco de la Revolución Bolivariana, las misiones sociales han
significado el acceso a derechos sociales, como salud, alimentación y
vivienda, solo por nombrar algunos, los cuales habían sido históricamente
negados a las mayorías empobrecidas en Venezuela. En su totalidad y
diversidad constituyen el transcendental legado del Compañero Presidente
Hugo Chávez Frías en materia de derechos humanos. Colocar en riesgo estos
logros se traduce en una violación a los derechos humanos de las
venezolanas y venezolanos porque atenta contra el núcleo de garantías que
hacen posible que nuestro pueblo pueda vivir en dignidad.
- Una de las ideas cuestionadoras de la visión hegemónica liberal,
“Estadocéntrica”, de derechos humanos que concibe al Estado como único
violador de dichos derechos, es la que identifica también como violadores
de derechos a las organizaciones e instituciones con fines políticos,
económicos y mercantiles, tanto de cobertura nacional como internacional,
que concentran suficiente poder para competir con el Estado y sus
instituciones en la planificación, producción, organización y distribución
de bienes e influyen negativamente en la calidad de vida de las
poblaciones nacionales, menoscabando su dignidad. En este sentido, la
utilización de parte del Sr. Capriles Radonski de los medios de
comunicación masivos nacionales para difundir su mensaje de desacato al
boletín emitido por el órgano rector electoral nacional (CNE) y para
convocar a sus seguidores a manifestar en la calle su descontento, con un
saldo lamentable de nueve (9) personas asesinadas y decenas de heridos y
bienes públicos dañados, constituye un caso que ilustra convincentemente
que otras organizaciones e instituciones de poder pueden ser acusadas de
violar derechos humanos.
- Las organizaciones de derechos humanos
articuladas en torno al Foro por la Vida han presentado denuncias públicas
donde presentan los hechos descontextualizados, abandonando, por un lado,
su rol como amplificadores de las denuncias sobre los riesgos que corrieron los derechos sociales por la acción
vandálica de grupos exaltados, y por otro lado, su compromiso como mediadores en
situaciones de conflicto. Más lamentable aún, fue su actuación al invisibilizar los asesinatos de venezolanas y
venezolanos ocurridos entre el 15 y 16 de abril. Luego del reclamo hecho por voceros del gobierno nacional ante su
parcializada actitud, estas ONG se sitúan como víctimas de “persecución” y
esgrimen argumentos propios de una organización política, colocándose
claramente a favor de los sectores de poder que durante décadas han
alimentado el sistema burgués de dominación que es la causa incontestable
de las violaciones a derechos humanos en Venezuela. Nos referimos a los
dueños del capital, de los medios masivos de comunicación, a empresarios y
líderes políticos de derecha.
- No es casualidad que las víctimas de los hechos violentos sean
personas de sectores populares identificadas como chavistas y que sus
atacantes sean personas que reaccionaron al llamado del líder de un
partido político surgido de la clase media y cuyo componente racista está
a la vista. No es un secreto que la discriminación por color de piel y
extracción social está ampliamente registrada entre las características
del modelo social que heredamos del período colonial y que se consolidó en
Venezuela con la democracia representativa de la Cuarta República. Lo más
grave es que estos sectores, que han sido desplazados de las esferas del
poder, han asumido una actitud fascista e intentan presentar la violencia
política contra los pobres como un hecho inexistente y estas ONG de
derechos humanos, en connivencia con los medios de comunicación privados,
han prestado su prestigio y la confianza que les han otorgado el pueblo y
el Estado venezolano para tan deshumanizada operación.
- Las organizaciones, se hacen eco de
interpretaciones conservadoras en ámbitos como el derecho a la vida y el
derecho a la manifestación pacífica, que no son derechos absolutos y que
tienen interpretaciones más amplias. Para ellos el único problema
relevante fue que el Estado era un violador de derecho a la manifestación
por no permitir que el candidato opositor continúe sus planes
desestabilizadores. Desde la perspectiva crítica es fundamental un
análisis histórico y de contexto para la aproximación a los hechos, en
este caso la historia reciente (abril 2002) aconsejaba no autorizar la
marcha convocada por Capriles Radonski al CNE, porque había que prevenir
la repetición del escenario de violencia y sangre que justificó aquel
Golpe de Estado.
- Las organizaciones del
Foro por la Vida, reproducen el enfoque liberal de derechos y se colocan
del lado de los opresores cuando se limitan a cuestionar las instituciones
del Estado, particularmente el árbitro electoral (CNE), un poder autónomo
que cuenta con una gran legitimidad internacional y único con la capacidad
se mediar en un contexto electoral ¿No
saben estas ONG que con su actitud menoscaban la base institucional que
contiene a la violencia?.
- Estas organizaciones, en
clara invisibilización del clima de violencia generado por los medios y
redes sociales, que amplificaron el llamado a “descargar la arrechera”
hecho por el candidato Capriles Radonski, asumen una supuesta
“neutralidad” desde donde favorecen a los sectores de poder, justificando
su actuación y colocándose al servicio de los sectores más extremos que
buscan acceder al poder del Estado violentando las instituciones y los
métodos democráticos. Los derechos humanos no son neutrales, expresan los
intereses de quienes hacen uso de ellos, al servicio del poder, estos
derechos encubren el orden de elites facilitándoles un discurso
“políticamente correcto”, bajo en cual intentan presentarse como “los
buenos”, apostando a su legitimidad nacional e internacional.
- Incluso desde la
perspectiva liberal de los derechos, la apología a la violencia es un límite
a los derechos como la libertad de expresión, participación y
manifestación. En esta situación quedo demostrado que elevados niveles de
violencia son capaces de generarse por el uso de redes sociales y medios
de comunicación que contribuyen a crear un estado de angustia y
desasosiego en la sociedad, y peor, que no se corresponde con la realidad.
Las organizaciones de derechos humanos guardaron silencio ante esta
realidad.
- Como docentes y militantes de los derechos
humanos, reconocemos que si bien el Estado venezolano tiene unas
responsabilidades con pautas claras en el ordenamiento jurídico nacional e
internacional, también hay sectores que han colocado los derechos en
riesgo con sus intentos por desconocer la institucionalidad establecida,
es decir, estas organizaciones, concentrando su discurso exclusivamente en
el Estado invisibilizan la acción de los sectores políticos responsables
que han promovido los recientes hechos de violencia. Rechazamos
categóricamente estos llamados a la violencia que afectan y obstaculizan
los derechos humanos e incluso pueden llegar a tener más fuerza que los
propios Estados porque el discurso de los derechos humanos no las señala,
denuncia ni les exige responsabilidades.
La
perspectiva crítica de los derechos humanos, que asumimos como docentes, está
al servicio del desmontaje y la denuncia de las prácticas del Sistema Mundo Capitalista/Colonial/Patriarcal
y Racista en el que vivimos y que atenta contra la dignidad humana por
múltiples vías. Desde esta perspectiva buscamos develar los discursos y
practicas liberales de derechos humanos, visibilizando que son parte de la
estructura político-cultural al servicio de los grupos dominantes, de aquellos
sectores que siempre han gozado de privilegios limitando los derechos de las
grandes mayorías.
Los derechos humanos como productos
políticos-culturales y sociales, están al servicio de prácticas de regulación,
favoreciendo a los intereses y actores del sistema de relaciones sociales
(organizado en función de la lógica de acumulación capitalista), la versión
convencional y hegemónica de los derechos humanos neutraliza los contenidos
emancipatorios de los derechos, limitando sus alcances. Así, los derechos
humanos liberales hacen parte de la globalización neoliberal, bajo la cual
seguimos teniendo los derechos en términos abstractos, mientras se niegan,
violan o mercantilizan en ámbito de la realidad. Nuestra apuesta como
docentes-militantes en derechos humanos es a favor de otra teoría/perspectiva
de los derechos humanos que se construye desde la mirada de los excluidos,
que contribuye con sus interpretaciones
de la realidad y coloca a su servicio herramientas jurídicas y políticas destinadas
a ampliar el horizonte de sus luchas.
Apostamos,
por la re-politización de la sociedad venezolana,
la necesidad de recuperar el interés por
lo público, por aquello que es de todas y todos, por participar activamente en
la construcción del bienestar colectivo, retando los valores individualistas
que guían el modelo capitalista.
Apostamos al quehacer social y colectivo de
reivindicar los derechos, a ampliar la “potencia” y la “capacidad” que tienen
las personas de actuar en el mundo, transformándolo.
Invitamos
a todos los sectores sociales a sumarse en la construcción de otra teoría y
práctica de los derechos humanos. Son tiempos para profundizar la organización a favor de las y
los derechos humanos para que cada vez haya más sectores sociales diversos
incluidos y desde allí hagamos contención de la violencia, que como se dice, es
el arma de quienes no tienen la razón.
Firmamos: Maryluz
Guillén Rodríguez C.I.V-11.557.841; Gregorio Pérez Almeida C.I.V-637.307; Albis
Eduardo Mayora Pernía C.I.V- 12.716.230; Héctor Gutiérrez C.I.V-6.976.989;
Fanny Cubillan C.I.V-5.796.546; Ingrid Sánchez Lugo C.I.V- 9.064.; Fernando
Javier Bello Salas C.I.V-13.983.879; Erick Gutiérrez C.I.V- 6.976.990; Hector Suarez C.I.V-14.479.251.